Siempre me han gustado las historias, leerlas pero también contarlas. Y he descubierto, al contarlas, que no hay tanto un ejercicio de imaginación, sino de recuerdos y también de riesgo. Contamos lo que nos entusiasma, pero también lo que nos molesta. A veces, esa historia requiere apegarse a la  realidad y en otras, a la fantasía; saber eso es la parte más divertida de escribir: que sean un misterio para mí.

Antonio Ramos Revillas

Próximamente, mi curso en Doméstika